El hermano se despertó con la sensación de calidez y placer mientras su hermana lamía y besaba suavemente su polla. Ella acarició su eje con ternura, enviando ondas de placer a través de su cuerpo mientras se exploraban el uno al otro de una manera inocente y prohibida. La impaciencia y el deseo de su hermana por darle placer eran palpables, ya medida que las sensaciones crecían, le parecía que el mundo daba vueltas a su alrededor. Con cada segundo, su anticipación crecía, hasta que finalmente su cuerpo se liberó en un clímax intenso y poderoso. Su hermana lo abrazó cariñosamente y sonrió, lo que hablaba por sí solo. Este abuelas maduras calientes momento de placer prohibido fue una experiencia que se quedaría con él para siempre.
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